domingo, 14 de agosto de 2022

Perú 2022

MI EXPERIENCIA GASTRONÓMICA EN PERÚ

Si digo que la cocina peruana es una de las mejores del mundo, no estoy descubriendo nada nuevo. Pero cuando tienes la oportunidad de  sentirla y saborearla de primera mano, esas palabras adquieren un significado especial.

Este es mi segundo viaje a Perú, estuve hace 13 años, en aquel momento disfruté de lugares tan bonitos como Nazca, Ballestas, Cusco, Machu Pichu, Puno…, mi interés por la gastronomía ya estaba bien desarrollado pero en esta ocasión, dejando a un lado los encantos culturales, paisajísticos y monumentales, me centraré en los plato que he probado durante este viaje así como de  las experiencias  vividas.

He intentado degustar el mayor número posible de platos típicos, pero desgraciadamente para mí, había mucho que saborear y poco tiempo para hacerlo.

Mi primer contacto con el país, al igual que el de la mayoría, fue pasar por su capital, Lima. Posee innumerables restaurantes, desde lugares sencillos en los que tomar un sabroso bocadillo hasta otros en los que disfrutar de alta gastronomía como Madio, La Central o Astrid y Gastón, en este último tuve el placer de comer un día y os hablaré con detalle en otra entrada ya que, desde mi punto de vista, merece una entrada propia por muchos motivos.

De momento, y como “aperitivo”. Os dejo una fotografía.


Por todo el país destacan las “sanducherías”, lugares en los que se sirven sabrosos y contundentes bocadillos; las pollerías, hay miles y vayas a donde vayas las encontrás, de hecho estaba a un punto de celebrarse el “Día de pollo a la brasa”; otros lugares muy comunes son los “Chifa”, en estos se sirve comida fusión (asiática y peruana).

De Lima, lugar en el que. en esta ocasión. solamente estuve dos días  destacaré “Isolina”, que está situado en el bonito y exclusivo barrio de Barranco, que es conocido por ser el refugio de los artistas y bohemios,  allí pedimos tres platos, solo tres platos con los que habríamos comido cinco, qué raciones, qué rico, qué bonito. La sopa criolla, la papa rellena, el bonito en escabeche, imposible llegar al postre.

El siguiente punto de parada está situado en el norte, Trujillo, la ciudad de la eterna primavera, aunque he de confesar que pasé bastante frío. Allí tomé mi primera canchita (maíz tostado especial para aperitivos). También probé el añejado de Cao, una bebida elaborada con habas, semilla de maíz y miel de caña, tiene un 0,5% de alcohol, su sabor me recordó a un buen vino dulce tostado.



Aunque uno de los platos típicos de Trujillo es el Shambar, una sopa elaborada con alubias, trigo, garbanzos, guisantes y carne de cerdo ahumado, jamón, piel de cerdo, orejas, ternera y pollo, condimentado todo ello con comino, ajo y hierba buena, fue imposible probarlo ya que solo se cocina los lunes, y evidentemente ninguno de los días de mi estancia allí fue lunes, tendré que regresar, jajaja.

De Trujillo destacaría “El Rincón Vallejo”, un restaurante ubicado muy cerca de la Plaza de Armas y donde comí en dos ocasiones. Patitas de cerdo guisadas, sanduche de chancho, lomo saltado, sopa Pastana (elaborada con patata, mondonguito de ternera, mote, zanahoria, zapallo, hierba buena, cilantro…) y unos exquisitos postres fueron algunos de los platos que probé.


 También tomamos chicharrón de pescado acompañado de yuca frita (uno de los mejores fritos que he comido) y seco de cabrito, que es cordero guisado, con arroz y frijoles.



Los anticuchos son brochetas de carne, tradicionalmente se hace con corazones de ternera pero también pueden ser de pollo, en muchas esquinas de la ciudad se pueden encontrar, y también en algunos restaurantes, los hace especialmente sabrosos el adobo que llevan.


De Trujillo a Arequipa, ciudad patrimonio de la humanidad y que vió nacer a  Vargas Llosa, está rodeada por tres grandes volcanes (Mistic, Chachani y Pichu Pichu), los cuales se pueden observar desde casi cualquier punto de la ciudad.

La primera parada gastronómica fue en la famosa picantería “Victoria”. Pero… ¿qué es una picantería? Una picantería es un lugar donde ser sirve picante, una amplia diversidad de guisos  hechos con carne, pescado o vegetales que no necesariamente llevan picante, también se caracterizan por servir chicha de jora, una bebida fermentada a base de maíz malteado, que era sagrada para los incas. Muchas de ellas, llevan el adjetivo “democrática” y ello se debe a que las mesas son  corridas y los comensales se van sentando según llegan, sin tener en cuenta quienes comparten “la mesa”. He de aclarar que, en muchas de ellas, en la actualidad, las mesas se han acortado y ya no se comparten, pero los guisos siguen siendo excelentes. Otra característica es que solo abren hasta media tarde, no sirven cenas.

En las siguientes fotografías se pueden ver algunos de los ingredientes más comunes en la cocina arequipeña, este pequeño bodegón está situado a la entrada de la picantería "Victoria", donde amablemente, uno de los camareros nos explicó y comentó sobre los mismos.

 




A estas alturas de mi viaje a Perú, ya había comprendido que con un plato por persona era más que suficiente para quedar satisfecho, en Arequipa había algunos que quería probar y los que no podían faltar de ninguna manera  eran el rocoto relleno y el chupe de camarones. Y... a por ellos fui directamente.


 
El rocoto es una clase de pimiento que pica ligeramente y va relleno de carne, queso y verduras, una auténtica delicia. El chupe de camarones es un guiso caldoso que se hace con cangrejo de río y lleva una gran cantidad de ingredientes como patatas, ají, maíz, cilantro.., desde luego, el nombre no puede 
ser más acertado porque está para chuparse los dedos.
 



Durante mi segundo día en Arequipa comimos Causa limeña y Lomo saltado, pero de estos platos, os hablaré en otra entrada ya que tuve el gusto de elaborarlos junto al chef del Hotel Katari, Alexandre Paz Soldan y merece contarlo con todo lujo de detalles.


Por tercera vez quería comer de nuevo Cuy, lo había probado trece años atrás en Cuzco, posteriormente en el 2018 en Ecuador y no quería dejar pasar la oportunidad de saborearlo de nuevo. No fue sencillo encontrar un lugar donde lo sirviesen por la noche, pero logré hacerlo en un lugar cercano, he de confesar que no tenía el punto deseado pero ese Cuy Chactado me supo a gloria.


Antes de mi viaje, había buscado los platos más típicos para tratar de probar el mayor número posible, confieso que solo hubo uno que me decepcionó y que tenía unas expectativas especiales con el mismo, fue el Queso helado arequipeño, dada mi pasión por los quesos, deseaba degustarlo con un ansia inusitada, pero su sabor era el de un helado de leche y canela, no digo que estuviese malo, simplemente no era lo que esperaba.

De nuevo nos tocaba hacer las maletas para cambiar de zona e iniciar viaje hacia el Valle del Colca, a medio camino, en una parada tomé una riquísima infusión inca, elaborada con hojas de coca, muña y otras plantas, se toma para ayudar en el malestar que puede producir la altura, y es que llegaríamos a los 4.900 m. y daba un poco de miedo ya que a esta altura cuesta caminar, respirar y hasta vivir.


Por supuesto, no podía dejar pasar la oportunidad de probar las hojas de coca, para preparar este antiquísimo remedio, se procede a coger unas 30/40 hojas de coca, sobre las mismas se coloca un trozo de una piedra denominada Yita, que se elabora con granos andinos y se mezcla con menta; la Yita cambia el sabor de las hojas de coca ya que solas son muy amargas. A continuación se enrollan, introducen en la boca y se masca hasta que comienzan a soltar el jugo.  A los pocos minutos tienes la sensación de salir de la consulta del dentista ya que parte de la boca, la lengua y la garganta comienza a dormirse. Confieso que no me sentí capaz de seguir mascando más de 20 minutos, y mucho me pareció, jaja; lo habitual es mantener la mezcla en la boca durante 40 minutos.


En Chivay, pequeño pueblo que vive del turismo ya que allí está el punto de partida para visitar el Valle y Cañón del Colca, lugar precioso en donde tuve la suerte de ver más de 20 cóndores sobrevolando el cañón, degusté chicharrón de trucha, tamales, carne de alpaca… y también probé una especie de arroz con leche y la famosa  mazamorra, está última  se elabora con el omnipresente maíz morado. Durante uno de los trayectos hacia el Cañón del Colca, probamos un cóctel, llamado Colca Sour, hecho con una fruta que recuerda al kiwi pero nada tiene que ver con ella. Realmente bueno y refrescante.



 

Para finalizar el viaje, nos desplazamos a Iquitos, la única gran ciudad del mundo a la cual solo se puede llegar a través de vía fluvial o aérea. Desde allí, viajamos en lancha rápida hasta un lodge, Muyuma lodge (os lo recomiendo por muchos motivos) aquí pasaríamos cuatro intensos días en medio de la selva disfrutando de la flora y fauna que ofrece el gran Amazonas.

Las horas de la comida y la cena eran la misma para todos los que estábamos allí alojados, lo cual te pertimite interactuar y conocer gente de otros lugares; un pequeño pero sabroso bufé nos hizo salivar todos los días.  Siempre había alguna sopa, platos vegetarianos, algo de carne, pescado y postre. A tener en cuenta el pez gato que comimos en varias ocasiones preparado de diferentes formas, también el ají de gallina (pollo guisado en salsa de chile amarillo), las  brochetas de pescado y verduras hicieron la delicia de nuestro paladar.

A destacar es el ceviche que comimos el último día, una conjunción de sabores perfecta.




Nada más llegar al lodge te presentan al  guía que te acompañará durante tu estancia, tres excursiones a la selva buscando animales y plantas realizamos cada día, Jairo fue la persona que nos acompañó y enseñó todos los secretos de la selva. Una tarde fuimos a pescar pirañas, ese animal que recuerdo con terror debido a una película del mismo nombre. La caña, una simple rama de algún árbol de la zona, un poco de sedal y un anzuelo en el cual colocamos trozos de ternera como cebo fue todo nuestro equipo de pesca. Reconozco mi torpeza en la pesca, recuerdo que logré una única captura, mientras, Jairo, pescaba sin parar. Lo que sí logré fue dejar las pirañas bien alimentadas. Esa noche cenamos las capturas realizadas durante la tarde.


Algo que me encantó fue la cantidad y variedad de frutas tropicales, las cuales podíamos comer en cualquier momento del día ya que en el comedor del lodge siempre había diferentes  clases para probar.




Mi bebida durante estos días fue la cerveza, Cusqueña, Arequipeña, Cristal… bien fresquitas acompañaron muchos momentos de mi viaje. Aunque no faltaron los zumos naturales, siempre sorprendentes y sabrosos, la Inka Cola sigue estando presente en todo el país y como ya la había probado anteriormente, en esta ocasión no me apetecía volver a tomar esa bebida de color radiocativo, jaja. A lo que no me resistí fu a tomar de nuevo algún que otro pisco  sour.



 


 


Disfruté y exprimí al máximo cada segundo de este periplo, intenté probar la mayor cantidad posible de platos y aun así, quedaron demasiados por saborear, realmente, la gastronomía peruana es tan amplia y buena que solo por ello ya merece la pena un viaje, si añadimos los aspectos culturales, monumentales, históricos... diría que es un destino imprescindible para los que nos gusta viajar.

Agradezco a todos aquellos que han hecho de este viaje un paseo por el paraíso, en especial a Aida Guerrero de Club de Vacaciones, que por segunda vez organizó el viaje de mis sueños, adaptándolo en todo momento a mis preferencias y deseos y estando siempre pendiente de mis necesidades.No dudéis en contactar con ella si decidís visitar este bello país repleto de encantos por descubrir.

Dicen que no hay dos sin tres, el tiempo lo dirá.

Podéis ver más fotos de este y otros  viajes en mis perfiles de Facebook e Instagram. Buscad "Conchi Cocinando Setas".

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