Siempre he creido que el verdadero palpitar de un pueblo se vive en
los mercados, por ello mientras la mayoría de las personas se van a visitar monumento o tiendas, a mí me gusta
perderme en esos lugares, pasear, ver,
curiosear e incluso probar los alimentos
que ahí se ofrecen.
Todo ello hace que
me acerque y comprenda mejor el estilo de vida de sus gentes. Los nuevos
productos, los sabores, e incluso los olores más o menos agradables, serán un recuerdo
que permanecerá en mi mente con tanta fuerza como la visión de un monumento o
la visita a un templo.
Durante mi viaje a Japón no dejé
de visitar ninguno de los grandes mercados. El primero de ellos fue en Osaka,
en ese primer contacto y dada la variedad y cantidad de todo lo que
veía, lo disfruté al máximo. No sólo pescado fresco y cortado de todo tipo de
formas sino también seco, la carne, las frutas, las verduras, las legumbres… y un sin fin de alimentos deconocidos llamaron mi
atención. Todo estaba limpio, y perfectamente etiquetado.
Poco a poco y gracias a la
amabilidad de los comerciantes fui distinguiendo algunos de aquellos alimentos que
era la primera vez que veía, aunque muchos de ellos siguen siendo grandes
desconocidos para mí, creo que tendré que repetir viaje, libreta de notas en
mano.
En todos los mercados, no sólo
puedes comprar sino también degustar en el propio lugar, a
veces simplemente te sirven la comida en un cuenco desechable que puedes llevar, otras se puede tomar en los pequeños
restaurantes que hay por todas partes.
Desgraciadamente no pude visitar
el gran mercado de pescado Tsujii, parece que en los últimos años y dada la
masiva presencia de turistas que entorpecían las tareas cotidianas, se ha
decidido crear grupos y sólo 60 afortunados pueden entrar en cada uno de ellos
dos veces al día, para eso hay que estar allí a las cuatro de la mañana, hacer
la cola pertinente y rezar para tener la fortuna de entrar en el cupo diario.
Además hay días en los que el mercado no abre y precisamente mi día libre en
Tokio coincidió con uno de ellos. De todas formas me acerqué a la zona ya que a
escasos metros hay un interesante mercado al aire libre y allí fue donde pude disfrutar al máximo viendo
cómo se elabora una de esas ricas y sabrosas tortillas japonesas, sólo por ver
esto ya mereció la pena la visita.
Y tras una intensa y ardua
selección de fotografías aquí os dejo una pequeña muestra.
Las legumbres, cantidad y
variedad.
Las castañas tan apreciadas en mi
tierra y por lo que he comprobado también en Japón.
El wasabi fresco que, ingenua de
mí, quise comprar y me dijeron que no duraba más allá de unas horas.
La flor de loto, nunca imaginé que
sería un comestible tan apreciado y sabroso.
Las algas que no sólo se
comercializan secas sino también frescas y recién recolectadas.
Las verduras fermentadas, otra novedad, al menos para mí.
La carne, por los precios que tenía en las cartas y mercados, los finos filetes que vendían y las pocas carnicerías, sea o no de Kobe está claro que no es uno de los alimentos más asequibles.
El pulpo que tanto nos gusta a los gallegos se puede encontrar entero, en rabos, cocido, congelado… y hasta unos mini pulpos con muy buen aspecto.
Las frutas de elevados precios y
que se venden por unidades o incluso porciones y que degustan como si de un
manjar se tratase.
Las máquinas de refrescos y café
repartidas por toda la ciudad, en plena calle y cada pocos metros , refrescos
de marcas conocidas y otros no tanto, conozco gente que cada día sacaba un par
de ellos diferentes para ir probando, todo ello con mayor o menor fortuna, yo me limité al agua y alguna cervecita durante las comidas.
La tortilla japonesa, ver cómo un
cocinero hace tres a la vez y le salen perfectas no tiene precio.
Y por último, los pescados. ¿Cómo
lo quieres? Fresco, congelado, en trozos, cocinado, seco…
Y si quieres saber más de este más
que interesante viaje puedes leer mis otras entradas “Setas en Japón” y “Mi experiencia gastronómica en Japón”.
Y para alegría de todos aquellos,
que como yo, adoran todo lo que huele mínimamente a oriente, todavía habrá más
cosas interesantes que compartiré en breve.
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Imagino que se a hecho corta la estancia con tanto que aprender de su cultura y todo en general, me he visto reflejada en ti a mi también me encanta visitar mercados y conocer productos nuevos. Una entrada muy bonita
ResponderEliminarUn beso
Un post fantasticooooooo me encantan las fotos ,asi como poder ir alli algun dia hace años unos tios de mi marido estuvieron viviendo en Japon cinco años y hablan maravillas de el ojala pueda ir algun dia a conocerlo como has echo tu.
ResponderEliminarCuando tenga un ratin volvere a ver el post de los videos que tengo que acualizar el programa para poder verlos , no pienso perderme como hacen esa peazooooo tortilla francesa.
Bicos mil y feliz finde wapa.