lunes, 25 de septiembre de 2017

Reflexiones otoñales 2017. ¿Quién vigila nuestra salud?


¿Quién vigila nuestra salud?

Según el Codex Alimentarius, “Trazabilidad es la capacidad para seguir el movimiento de un alimento a través de etapa(s) especificada(s) de la producción, transformación y distribución”

Cuando acudimos a un supermercado para comprar alimentos, todos ellos están perfectamente envasados y etiquetados de forma que el consumidor final tiene toda la información necesaria sobre cada producto. Pero, ¿qué ocurre cuando compramos setas? Si exceptuamos las setas cultivadas, el resto, en muy pocas ocasiones tienen un etiquetado adecuado, los clientes compramos confiados en que la garantía y la trazabilidad es la correcta.

Foto: Ana Gutierrez

Nuestra salud está en juego pero o no se ve o no se quiere ver por parte de las autoridades, he visto setas a la venta con un aspecto lamentable, sin etiqueta, nombre, lugar de procedencia, fecha de consumo máxima… en una ocasión, en una caja de Lactarius deliciosus (Níscalos), se habían colado algunos  Lactarius chrysorrheus no comestibles por ser excesivamente picantes, en otra dije al vendedor que estaba prohibido vender Macrolepiota procera con el sombrero totalmente cerrado, me miró con cara de “¿Qué me estás contando?”, y el colmo es ver en un centro comercial setas etiquetadas con el nombre equivocado. 

Foto de Cesta y Setas


El consumidor confía en el vendedor, el vendedor en el recolector y el recolector en sus propios conocimientos que en muchas ocasiones dejan mucho que desear y carecen de formación, algunos de ellos todavía siguen confiando en falsas creencias.

¿Hasta cuándo esta situación? Lo tengo claro, hasta que suceda alguna desgracia. Las autoridades sanitarias deberían cuidar y vigilar, lo mismo que hay inspecciones para otros alimentos, cuando llega el otoño, se debería extremar el cuidado, aunque supongo que parte del problema también está en que muchos inspectores desconocen la normativa e incluso carecen de los conocimientos micológicos suficientes. 

A la venta en un super de mi ciudad el otoño pasado.
Foto: Ana Gutierrez

Exigir un etiquetado correcto en el que figure, el nombre científico y común de la seta, lugar de recolección, fecha y persona que ha recolectado.... Todo esto se puede ver en cualquier caja de pescado y no es fácil que se cuele un pescado venenoso, pero en el caso de las setas que si pueden causar muchos daños no sucede, aunque la normativa lo especifique. 

Es frecuente ver cajas de Pleurotus cultivados etiquetados como Boletus, con un precio desorbitado, ¿quién está engañando en este caso? El vendedor está cometiendo un fraude y engañando, si quiero lubina salvaje, pagaré su precio pero no me vendas otro pescado, evidentemente nunca ocurriría ya que todos sabemos distinguir perfectamente un pescado de otro, pero esto no sucede en el caso de las setas.

Foto encontrada en Facebook

Mención aparte merece el recolector ocasional que durante el otoño decide ganarse unos euros recogiendo y vendiendo en restaurantes o tiendas a título personal, me parece totalmente respetable y licito, pero creo que estas personas deberían tener un carné de recolector, que bien podrían obtener tras un curso de formación, sé que desde las asociaciones micológicas se imparten todos los años. Llevo más de 20 años estudiando setas y todavía tengo muchas, muchas dudas en multitud de ocasiones.

Hace unos años hubo más de 60 personas intoxicadas en un restaurante por el consumo de una seta no comestible, afortunadamente todo se quedó en unos trastornos gastrointestinales, que no es poco, ya que a nadie le apetece pasar una semana visitando al sr. Roca cada poco tiempo. Está claro que la persona que vendió las setas al restaurante no poseía los conocimientos suficientes y también quedó patente que el/los cocineros tampoco los tenían, simplemente confiaron.

A ojos de un novato es muy fácil confundir ciertas especies, a todos nos ha pasado cuando empezamos, pero el sentido común nos ayudó a seguir estudiando y aprendiendo para no cometer errores. 

La normativa vigente al respecto es muy clara pero también está claro que no se cumple y que nadie vigila que se respete, la verdad no sé porque me extraño de semejante hecho, ¡es algo tan normal en este nuestro país! Y por  si alguien tiene curiosidad os dejo el enlace al BOE en dónde se especifica muy claro lo que hay que hacer, aunque desde mi punto de vista todavía faltan varios aspectos para estar completa, pero eso, eso ya es otra historia.

Pocas fotos ilustran esta entrada, y eso que tenía más pero el duende del disco duro las ha escondido tan bien que no hay forma de encontrarlas, el que quiera me puede enviar vía facebook o correo electrónico sus fotos que añadiré a esta entrada con su nombre. Gracias por vuestra colaboración.

Foto: Ana Gutierrez


Quisiera agradecer a José Castro su ayuda en la recopilación de documentación y legislación que he recopilado para informarme sobre este tema. 

Feliz otoño, buenos paseos y a recolectar con mesura y precaución.

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3 comentarios:

  1. muy buen artículo, ya que muchas veces y por curiosidad miro las etiquetas de ciertos productos micológicos en el mercado, y leo y veo barbaridades!!!

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  2. Totalmente de acuerdo con el artículo, ayer vi en una cadena de supermercados alemana trompetas negras completamente pasadas, cibarius y lengua de vaca con más peso en tierra que de seta, con países en general Turquía, Rumanía, etc y pleuritis como los de la foto por boletus, pero lo más sorprendente fue verlos en canal cocina, no recuerdo con seguridad la cocinera llamándolos boletus. También en Youtube una receta de croquetas de boletus con pleuritis.

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  3. Buen artículo!! Solo darte las gracias por la información, los consejos y las reclamaciones a la administración para que cumpla su función de vigilancia. Estoy de acuerdo.

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Gracias por tu tiempo.