lunes, 28 de julio de 2025

Mi experiencia gastronómica en Brasil

Brasil es el país más grande de América del Sur, su tamaño es similar a toda Europa. Durante  mi viaje visité varias zonas, Río de Janeiro, Salvador de Bahía y Mato Groso do Sul (Pantanal y Bonito), en cada lugar intenté probar los platos típicos y aunque muchos de ellos se cocinan en todo el país, siempre hay matices que los hacen ligeramente diferentes.

La gastronomía brasileña es un auténtico mosaico de sabores, colores y tradiciones, reflejo de la vasta diversidad cultural, geográfica y étnica del país. Su cocina se construyó a partir de la fusión entre las raíces indígenas, la herencia africana aportada por los esclavos, la influencia portuguesa y, en menor medida, la inmigración europea.

El plato nacional por excelencia es la feijoada, un guiso espeso cuyo ingrediente principal son los frijoles negros, a los que se agregan distintas partes del cerdo, como pies, orejas, tocino y embutidos. Tradicionalmente, se acompaña con arroz blanco, farofa (harina de mandioca frita), plátano frito, naranjas y col picada.

Sus raíces se remontan a la época de la esclavitud, cuando los esclavos africanos, tras los banquetes de sus amos portugueses, recogían las sobras y menudencias de cerdo (como orejas, patas, rabo y tocino) para cocinarlas junto a frijoles negros y mandioca, ingredientes ya habituales en su dieta.


El churrasco, típico del sur, es el asado brasileño en el que diversos cortes de carne (siendo la picanha el más apreciado) se cocinan a la brasa y se sirven en "churrascarias", restaurantes especializados donde los camareros cortan la carne directamente en la mesa. Visité un par de estos lugares también conocidos como rodicios, aunque destacaré como mejor el de Río de Janeriro.

 

Otro bocado icónico es la coxinha, una croqueta de pollo desmenuzado envuelta en una masa suave y rebozada, frecuentemente consumida como aperitivo o en fiestas populares.

La moqueca es un emblemático guiso brasileño de pescado y mariscos, famoso por la combinación de sabores frescos, especias y el característico toque cremoso de la leche de coco. Es uno de los platos más representativos de la cocina del litoral brasileño y encarna la riqueza multicultural del país, resultado de la fusión de tradiciones indígenas, africanas y portuguesas.

Lo probé en Bonito en un famoso restaurante llamado “Juanita” y el cual recomiendo por su impresionante carta, el servicio y la atención, en esta ocasión era de pintado, un pescado de la zona. Repetí en Salvador de Bahía y en esta ocasión me decanté por una moqueca de pescado y camarones.

 

En el estado de Mato Grosso do Sul, especialmente en la región del Pantanal, la gastronomía tradicional está profundamente marcada por la abundancia y variedad de peces de agua dulce, que son ingredientes clave en muchos platos típicos.

Aquí probé hasta cuatro tipos de pescados: pacu, piraputanga, pintado y piraña. 

 

 

El pacu es un pez de carne blanca y sabor delicado. Puede pesar hasta 15 kg. Es muy apreciado en la cocina pantaneira, como màs me gustó fue simplemente frito, estaba realmente delicioso.


El pintado es otro pescado que se consume con frecuencia, lo probé guisado en moqueca.

El pez piraputanga es considerado el pez símbolo de Bonito en Mato Groso, destaca por su carne sabrosa y color rojizo en la cola. También lo probé en un guiso, aunque es muy apreciado, su sabor me resultó muy fuerte.


Por último comí una exquisita sopa de piraña, pescado muy frecuente en los ríos de la zona, ya había comido piraña en un viaje anterior en Amazonas, desde mi punto de vista, la sopa extrae todo su sabor. 

Destacaré el pao de queijo (pan de queso), no faltaba en ningún desayuno, aunque durante el resto del día era imposible encontrarlo a la venta. Realmente exquisito, elaborado con mandioca, queso, huevos… tan enamorada me dejo que en breve me pondré a cocinarlo.

Muchos otros platos pude degustar (empanadas, acarajé, coxinha...)

Entre las bebidas, destaca la cachaça, un aguardiente de caña de azúcar esencial en la popular caipirinha, especialmente buena y diferente fue la  la caipirinha de caju, una fruto tropical del noroeste del país y que me resultó muy sabrosa.


 



 

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