Con la llegada del otoño y las
lluvias comienza para todos los que amamos el maravilloso mundo de las setas lo
que esperamos sea una gran temporada micológica.
Fotografía: Eva García |
El año pasado, por estas fechas,
compartí con vosotros algunas reflexiones personales sobre la recolección y el cuidado
del medio ambiente que todos debemos tener en cuenta cuando vamos al bosque a
la búsqueda y captura de esos pequeños y preciados frutos que la tierra nos
ofrece para nuestro deleite o simplemente a disfrutar de un buen paseo.
En el año 2005, Helena Villar
Janeiro publicó un libro que lleva por título “O sabor da Terra”, desconozco si
se ha traducido o comercializado fuera de Galicia. Es uno de esos libros que
releo de vez en cuando ya que en cada ocasión descubro algo nuevo e
interesante.
Fotografía: Antton Meléndez |
Hoy quisiera compartir con
vosotros unos párrafos con los que me identifico totalmente y que merecen ser
conocidos no sólo por los afortunados que disponemos del libro sino también por
todos los aficionados sean de donde sean ya que como veréis, no importa el
lugar, ni el cuándo, ni el cómo, son reflexiones que se adaptan a cualquier
momento y zona.
Helena dice:
“La falta de respeto
al medio ambiente nos puede confundir hasta pensar a una cierta distancia que
la especie tras la cual andamos, como la tan apetecible Amanita cesarea,
pudiera aparecer bajo un roble. Y somos felices en ese momento maravilloso en
el que acudimos a su encuentro. Al
acercanos a admirar, ¡por fin!, los colores rojo-anaranjados y amarillos del
preciado manjar que recibió ese nombre por ser la seta preferida de los
césares, descubrimos que tampoco en esta ocasión lo conseguimos. Era una lata
de Coca-Cola, una bolsa de plástico, un juguete desmembrado, un tetra-brik de
zumo de fruta o un envase de patatas fritas.
Pero la sensación
más triste, desoladora, la tenemos con los setales arrasados por el fuego que
acaba con los micelios. Aunque algunas setas pueden brotar en lugares quemados,
el fuego sólo favorece las setas cuando se domestica en la cocina.
Fotografía: Joseba Matabuena |
Y, ya por último, la
importancia que tienen nuestras frustraciones las legítimas decisiones de los
dueños de las fincas. Podemos mantener un setal para nuestra exclusividad en el
mapa imaginario del deseo, pero un día descubrimos que, en la ausencia que
propicio el micelio, cambiaron una pared, talaron un pinar, modificaron un
camino, construyeron una casa o no hicieron la limpieza necesaria para poder
transitar. Y esto sin contar con que la casa propietaria de un terreno
decidiese estabular el ganado o prescindir del último équido…
Pero así es la vida
y el destino del que, por otro lado, ni siquiera nos pertenece”
Seguro que muchos de los que
transitamos por el bosque nos hemos encontrado con alguna de estas situaciones
más de una vez, contra algunas nada o muy poco podemos hacer pero tenemos la obligación de respetar, mantener y
transmitir a los demás no sólo nuestro entusiasmo y pasión por las setas sino
también por el cuidado del medio.
En nuestras manos está conseguirlo
o al menos intentarlo.
Fotografía: Patrice Laine |
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Se puede decir más alto pero no más claro
ResponderEliminarQuerida Conchi, muchas gracias por compartir no sólo ilustrativas y didácticas reflexiones otoñales sino también cálidos sentimientos de respeto y de admiración a la naturaleza y a las personas que la aman y la respeta con todo su corazón.
ResponderEliminarTe llamaré pronto para hablar de setas, ja,ja,ja. Besos.
Ojalá tus reflexiones se conviertan en realidades.
ResponderEliminarPor cierto, preciosa foto la de Eva, el caracol sobre la seta!
Besazos.
Vaya, no me había percatado del 'moluskito'...y me encantan los compañeros de disparo que me han tocado ;o). Yo creo que cada vez hay más conciencia, pero queda muchísimo por hacer y nunca está de mas recordarlo. Besos
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